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^ ^ ...UNA TARDE CON EL DOCTOR ....

  — ^Cuando empezó a pintar?
  — Durante la guerra europea tenia bastante tiempo libre.Decidi dedicar esos ratos a la pintura;
Por supuesto que no tenia ninguna idea de la tècnica.Prueba de ello es que cuando fui a comprar las
pinturas, para evitar que me preguntaran mis referencias, pedí una caja para regalar a un muchacho,
afiadiendo que yo no entendía nada sobre la materia.Qaro que eso hace como todo:A medida que uno
porfía, también va progresando.Mi primer cuadro fue de la Caleta.Lo dejé apoyado junto a lo de Bona-
nit,al terminario, y pasó un perro y lamió las pinceladas.Todo se corrió.Quedó un cuadro muy incon-
creto que hacía meditar a la gente.En otra ocasión,pinté unas rocas y al mostrarlo me lo elogiaron como
bodegón.Esteban Fàbregas me llamaba el pintor del cielo.Siempre pintaba cielo y mar.Poco màs.Me
atraía esa inmensídad.En los grandes cielos encontraba el equilibrio, el contraste con mi trabajo de cada
día.Hecho a trabajar dentro de la limitación de una boca,la contemplación del cielo me transportaba a
los espacios grandes.

— i Hizo exposiciones, tal como dice su biografia ?
—En la sala del Ayuntamiento, en los alrededores de 1.945 y en el Casal del Medico, de Barcelona.
Emesto Adler es, realmente, un amante del arte. Precisando mas diríamos que del arte y de la artesania. Lo
demuestra la gran cantidad de objetos que hay en su torre, unos desperdigados por el jardín, otros en el in-
terior de la casa: cuadros, anforas romanas, barcas miniatura, recuerdos diversos. En una habitación, a mo-
do de retablo, en la pared, una cabecera de cama de neto estilo catalan, policromada, salvada de entre los
muebles viejos de una masia lloretense. Y entre todas esas cosas, algun detalle, alguna prueba indudable
del buen humor del dueflo. Sobre el mueble bar, un cartelito con estàs palabras: "Rincón de la Ley Seca".
Hablando de carteles, uno no puede olvidar el que tiene colocado en la puerta de entrada. Dice así:"Sef[o-
res ladrones. No se molesten en robar. Ya lo han hecho tres veces y solo me dejaron unos pantalones ".
Aquí, en esa tranquila torre asomada al mediterrdneo, Adler trabaja, estudia, investiga, descansa y escríbe.
Escribir, para nuestro doctor, no quiere decir dedicarse solamente a su rama científica, esbozar diagnósticos
y apuntar resultados. Los escrítos de Emesto Adler son, muchas veces, una vàlvula de escape para divertir-
se y para divertir a los demas con la narración de sus anécdotas. Ha colaborado en diversas revistas, entre
ellas " Rumbo ", publicación dedicada a los temas de mar. En junio de 1.949 presento en la citada revista,
una sèrie de relatos de sus viajes y aventuras por las Islas Canarias, que son estupendos.
-Hablando de viajes ^Usted habra corrido mucho mundo ?

-Antes de venir a Espafia, el viaje mas largo que hice fue al mar del Norte. Siempre he tenido una locura
por el mar. Como soy de una región de Checoslovaquia montaíiosa, concretamente de Bohèmia, llena de
bosque, yo siempre sentia la idea de lo contrario, de la llanura, del espacio, ver nubes. En el Mar del Norte,
estuve en una isla. Después he hecho las excursiones corrientes que hace la gente aprovechada, sobre todo,
las idas a Alemania y las vueltas, para dar un rodeo y meterme un dia por Viena, otro por Paris, otro por
Roma, etc. Conozco tambien Hungría. También antes, durante los meses de inviemo, como el presupuesto
no me daba para tener calefacción, me marchaba a Canarias, cuyo clima es mas càlido. Allí filmé una pelí-
cula titulada " De isla en isla."
En Canarias, el doctor Adler practicaba uno de sus deportes favoritos: la pesca submarina.

— ^ Es verdad doctor, que le tenían a usted por un indivíduo sospechoso ?
—Ya lo creo. Sucedía que la primera isla que visité era Fuerteventura y allí no conocían aún la pesca sub-
marina, por aquel entonces. Yo tenia un permiso de la Comandància de Marina, que ellos ignoraban. No
acostumbrados a ver quien filmarà debajo del agua y menos quien saliera del mar con una buena cantidad'
de peces capturados, aquella gente se quedaban pasmados y me tenían poco menos que por asesino. Por
el pueblo decían:" Aquí hay un extranjero con una arma secreta que mata todos los peces que encuentra"
Esto comenzó a preocupar a los Guardias Civiles. Fueron al hotel para tomar mi fíliciación. No la encon-
traron porque el duefío del hotel hacía servir los impresos que le daban para rellenarlos con los datos de
los turistas nada menos que para el wàter, dada la carestia de papel que había. Los Guardias no tuvieron
mas remedio que venir directamente a mi. Despue's de ver el permiso, el oficial exclamo: "Gracias a Dios
que me ha sacado usted de un compromiso, porque no sabia yo cómo informar a mis superiores de eso
que todo el mundo dice de que tiene usted una arma secreta."
En otra ocasíón, estaba pescando y fílmando por aquellas islas y seguia apasionadamente los movimientos
de una bandada de peces, sin reparar en nada mas, cuando me llegaron los gritos de los indígenas que, des-
de la orílla, voceaban:" Los Guardias Civiles, los Guardias Qviles! " Claro. Yo estaba la mar de tranquilo.
" Los Guardias Civiles, los Guardias Civiles! " Al final les pergunté: i Quién ? ^El Sargento o el Tenien-
te que es amigo mio ? A lo que repusieron: "Aquellos peces grandes que se aproximan." Y entonces supe
que los de allí llaman Guardias Civiles a una espècie de peces martillo, por lo visto algo peligrosos.

— • 8 LLORET GACETA  —  •            f CONTINUARÀ ) —
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